Prisoner in the Land of Freedom
Dicho lo cual, creo que tienen el derecho (que no la obligación, ¡claro!) de saber por qué estoy preso en la Tierra de la Libertad. Primero que nada, destaco que la frase que da título a mi mail es autoría de la Panela. ¡Gracias Panelodonte!
Comienzo por decirles que esta semana ha sido muy singular; ha tenido experiencias de todos los sabores, pero mayoritariamente han sido positivas. Hoy era el último día, sin embargo, que iba a estar con mi jamaicón natural de esta primera semana de clases. ¡El panorama era ideal! El día era perfecto para que un avión saliera de aquí a Miami, y luego -¿por qué no?- de Miami a México para estar allá hacia las 10 de la noche. Me he permitido añadir una foto al estilo 'Lo que Paco vió esa mañana cuando se levantó y miró por su ventana'. En realidad es más bien 'Lo que Paco vió esa mañana cuando, al salir del metro y no poder tomar su avión, subió al departamento, tomó una taza de cafe helado, sin cremita ni endulzante y miró por su ventana'. Pero me estoy adelantando; primero la foto y luego la historia.
Como les venía yo diciendo, todo se veía muy bonito. Sólo tenía que asistir a una junta de estudiantes internacionales, para que nos dieran (según yo) una embarradita de qué hacer y qué no hacer. Podía figurármelo: 'No trabajen con paga, porque si la migra los agarra, los deporta; no fumen cochinadas; aunque en su casa no se bañen, aquí al menos los sábados échense su agüita, porque los bostonians son sensibles a los malores olores; pórtense bien, y háblenle a sus papás al menos una vez a la semana'. Yeah, right!
Le atiné al 'No trabajen con paga'. En general lo demás venía implícito en el 'Be good!' que la buena educación marca. Pero aquí venía la falsedad: amigos míos, tengo que contarles que, si ustedes entran a los Estados Unidos con una visa de estudiante, cada vez que salen del país (I mean it!) tienen que dar aviso a su escuela ¡y pedirle autorización, para que les resellen el bendito permiso para estudiantes que el gobierno otorga!
Sí, sí. Puse en itálica y negrita el 'otorga' porque me parece una burla que me 'otorguen' permiso para estudiar en su país. Vamos... entiendo que la UNAM otorgue educación de calidad. Que el Príncipe de Asturias otorgue un premio cada año. Que la embajada americana (¡fíjense, hasta esto lo puedo entender!) otorgue un permiso para deambular por su país con cara de what. Pero, ¿notaron alguna similitud entre lo que acabo de ennumerar? ¡Sí, todo lo anterior es GRATIS! Free of charge! ¡Más alla que bara bara! Yo me pregunto: ¿por qué el gobierno me tiene que "otorgar" un permiso para estudiar en una universidad de paga? Ojo: no es crítica al sistema americano, porque en México hacemos las mismas payasadas, y seguro que en Europa no cantan mal las rancheras. Pero digo yo: ¿no sería suficiente con que mi escuela (a la que por cierto, le tuve que pagar por adelantado todo mi semestre, siete días antes de que empezaran mis clases) me otorgara el visto bueno y punto?
¡Qué bueno que pretendo ser músico y no politólogo o algo así! Seguro algo en mi ecuación tiene tintes de anarquía e imprudencia. ¡Lo lamento, de verdad!
Regresando de mi largo (¡casi eterno!) paréntesis, deben saber que el tiempo que la escuela pide para otorgar esta firma famosa es de una semana. Comprenderán que enterarme de esta información, siendo las 10:04 am, y con mi vuelo programado para las 2:15 pm, la cuestión se tornaba crítica, ¿no?
No sé de quién, pero seguro fue de una gran persona (¿Yoda?) aprendí que cuando tu historia no es lo suficientemente buena, te ves forzado a adornarla con muchas palabras, de modo que, ¡abreviemos! Lo que yo puedo decirles, con mucha tristeza, es que son las 10:48 pm de un viernes 18 de enero, y se supone que a estas horas yo estaría a punto de aterrizar en México.
Pero no, estoy en Boston. Un Boston que no conocía. Un Boston de viernes en la noche en el departamento... Un Boston sin prisas. Un Boston que me hizo platicar con un fulanete en Best Buy (¿Qué? Allí es donde vamos los ingenieros cuando nos deprimimos. ¡Ja ja ja!) para darme cuenta de que era egresado de Berklee, que toca en un bar cerca de Faneuil Hall, que es puertorriqueño y que trabaja allí por lo mismo que yo lo haría: porque además de pagarle bien, está enmedio de todos los aparatos nuevos que llegan, se puede sentar a probarlos con el sólo pretexto de 'Research!', está a una cuadra de Berklee y sigue colándose a cuanto seminario puede. Estoy en el Boston del concierge de mi edificio, Paolo, quien se acaba de casar y estuvo de luna de miel por dos semanas y media. Estoy en el Boston de Chi Wei (¡lo juro, así se llama!), un buen compañero de quien más adelante les hablaré, y que creo que es uno de esos personajes que darán de qué hablar en este blog. Y sí, es chino. Y no, no es mala persona. Estoy también en el Boston de mi salmón ahumado con chilito y ajo, cuidadosamente cocinado en mi microondas. En el Boston de mi pase mensual de metro, Charlie, que apenas hoy tuve la calma de conseguir. ¡Algo tenía que hacer con todo el tiempo que súbitamente tenía!, ¿no?
Estoy en el Boston desde el que puedo ver lo que a continuación ustedes pueden ver también.
The House of Parliament, desde la cocina y con un salmón que quizás se me pasó de cocido, pero está igual de bueno
En efecto, no pude salir de Boston hoy, con el agravante de que todo mi corazón estaba puesto en llegar a abrazar a quienes amo. Digo 'el agravante' porque es más triste perder lo que ya casi tenemos en las manos. Pero a cambio gané algo lindo también. Pude conocer un Boston que no había visto. Y con la única compañía de una Coca Cola, conocer también que me gusta cada día más estar aquí.
¡Ojalá pueda compartirlo con ustedes algún día!
Con amor,
Paco
1 comment:
Pues yo ya llegué y hasta eso no te ves tan mal... pero definitivamente, qué harías vos sin mi??? ja ja ja ja!!
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